viernes, 29 de mayo de 2009

LOS PROFUNDOS MISTERIOS DE LA VIDA.





Las historias comienzan en ocasiones antes de que se puedan constatar.Este pensamiento viene a mi mente algunas veces. Ocurre algo y al cabo del tiempo lo relacionamos con otro momento que pasó hace tiempo. Es como si el presente viniera del pasado de una manera casi invisible.

Algo de esto me ocurre a mí hoy cuando recuerdo la muerte de mi Madre aquél fatídico 29 de mayo de 1.994 hace hoy quince años y...parece que fue ayer.

Cuando me levanté, recien duchado, con el albornoz, fui a verla a su cuarto. Me acerqué con lágrimas en los ojos (ya no lo podía evitar) para darle un beso de buenos días. Y me miró con esos ojos azules imborrables y me dijo:
- Qué guapo.
Fueron las últimas palabras que oí de sus labios

Poco después vino el médico a decirnos que había entrado en coma y que no se podía saber el tiempo que permanecería así.

Lo primero que hice fue irme a rezar a la Iglesia de Covadonga en Madrid, la iglesia donde se habían casado mis padres. Le pedí a la Virgen, no a la del altar mayor sino a otra imagen que allí se encuentra, que Dios se la llevase cuanto antes. En realidad no utilice el lenguaje de las palabras sino el de los ojos. Miré fijamente a la Virgen llorando y creo que ella también cambió su rostro sereno a una tristeza infinita. No recuerdo el tiempo que estuve allí. Mi madre falleció pocas horas después.

Ya os conté la manera de reaccionar de mi padre. No pudo ser más serena a pesar de que había perdido a su princesa rubia, como la llamó mi abuelo y he dejado escrito en otro lugar del blog. Tenía razones para ello.

Dicen que cuando una puerta se cierra otra se abre. No deja de ser este dicho un consuelo ingenuo. Pero como decía al principio, cuando falleció mi madre se acentuó en mí el interés por mi abuelo al que no conocí. Y se acababa de marchar un precioso eslabón de la cadena para conocerle. Después al año siguiente se celebraría la exposición conmemorativa del centenario de su nacimiento, que mi Madre tampoco pudo disfrutar. Fue la única de las hijas que no estuvo en la Sala de Exposiciones del Conde Duque. Aunque quizá lo viera en un lugar preferente. No lo sé.

Como os contaba al principio, quizá la historia de este blog, homenaje a mi abuelo materno, comenzó en el momento de fallecer mi querida Madre, sin entonces yo saberlo.

Quizá sea ese uno de los "profundos misterios de la vida" en los que yo pensaba en el preciso momento en que fue sacada la fotografía en cuyo reverso mi padre puso esta leyenda:

" Ignacio-Alejandro a los ocho meses de su edad piensa, en los brazos de su madre, en los profundos misterios de la vida . Octubre de 1964".
Pero el mayor misterio de la vida que es el misterio de la muerte aún quedaba muy lejano para mí. Hasta que desaparecieron aquéllos bellos y delicados brazos de mi Madre que siendo yo bebé me sostenían.



19 comentarios:

Anónimo dijo...

buen blog, volveré por aquí..

ONDA dijo...

Cuando quieras ...

Novicia Dalila dijo...

Que emotivo Onda. Me ha gustado mucho.
Aunque no creo que lo que dices sea real o una constante, sí creo que algunos hechos pasados tienen su proyección en el presente, o al contrario, que el presente revive hechos pasados, que tienen su conexión aunque no nos demos cuenta a la primera....

Un beso y buen finde, amigo

ONDA dijo...

Sólo dije en ocasiones...

Gracias y otro beso para ti

plcm dijo...

Amor, admiración, agradecimiento, alegrías.
Nuestra madre, es tanta su huella en nuestro corazón.
En el corazón que fue suyo antes que nuestro.
Ese corazón que aprendió a latir, mientras crecía en sus propias entrañas compartiendo su misma sangre.
El milagro de la vida, el milagro de una madre.

Por eso duele tanto ver que no son eternas, que envejecen, que enferman.
Que se apagan, que nos dejan solos. Lo que nunca quisieran, lo que nunca quisiéramos.

El tiempo nos hace adultos. Pero el recuerdo nos vuelve niños y si ella no esta, una lagrima brota inevitablemente.

Una de las mayores felicidades en mi vida, es que viven mis padres y que están sanos y felices, al igual que mis suegros, disfrutando de la vida y nosotros con ellos.
Y uno de los miedos mas grandes en mi vida es que esa lagrima brote inevitablemente, cuando el recuerdo me vuelva niño. Dios quiera que eso tarde muchos años en suceder.

Por eso comprendo tan bien tus sentimientos, buen amigo ONDA. por ello te mando con mi abrazo, el consuelo y cariño que desde mi propio corazón deseo llegue al tuyo.
PedroC.

José Luis Garrido Peña dijo...

Estimado Ignacio, sereno y sentido, como no puede, como debe de ser de otra manera. Muy parecido fue lo de mi Padre, tan rápido. Los misterios de la vida, fíjate, hoy sería el cumpleaños de mi Padre, 93 años, que falleció en 2001, lo seguimos celebrando en casa como si estuviera con nosotros, siempre me viene a la mente unas palabras de Borges, “no mueren dos atardeceres sin que yo piense en él”. Esa es nuestra necesidad y deber, tenerlos presentes como un hermoso futuro. Fíjate, aun estoy conmovido, resulta que la entrada de hoy la hice ayer y está dedicada a mi Padre, por la calle donde el trabajó, esa pequeña guía la trajo el a casa, pues yo ayer ni me acordaba que hoy era su cumpleaños, es la única vez que no me he acordado. En fin, como bien dices, los benditos misterios de la vida. Además los versos de Holderlin que utilizo también refieren a lo sagrado, a la presencia, al silencio, créeme, en un creyente crítico y con bastantes dudas como yo, me impacto esta coincidencia. Los misterios de la vida.


Un fuerte abrazo, amigo.

Cristina dijo...

Hay fechas que quedan marcadas para siempre a fuego en nuestros corazones, dejando de ser un día más del calendario. Y año tras año vuelven tan reales como el primer día las imágenes de lo que vivimos. Quizás al contarlas aliviemos un poco el vacío que deja la muerte en los que nos quedamos.

Estoy segura que la princesa rubia intuyó alguna vez que el legado que dejaba en tus manos daría sus frutos, y gracias a tu blog nosotros disfrutamos de ellos.

Olga Bernad dijo...

Cierto que el mayor misterio de la vida es sin duda el de la muerte. Tal vez los ojos infantiles ni siquiera lo sospechaban, pero tu padre sabía que tu mirada de niño se convertiría en conciencia de hombre y pensaría, ya lejos de ese paraíso que son los brazos de la madre, en todos los misterios que le esperaban.
Es precioso haber detenido ese momento con esas frases, esa escritura elegante, lúcida, llena también de su sentido del humor y de un profundo amor por el instante que quiso guardar en la imagen y en las palabras.
Gracias por compartirlo.
Un beso, Ignacio.

ONDA dijo...

Querido Pedro:

Sólo personas como tú, tan solidarias, saben ponerse en el pellejo de los demás.

Otros los más, no lo saben, hasta que no lo experimentan.

"Ahí va toda mi mano izquierda que es la mano del corazón".

Así finalizó Federico Garcia Lorca su primera carta a Adriano en mayo de 1918.

ONDA dijo...

Luis, unidos esta vez en la tristeza inevitable.

Eso que te ha ocurrido es humano en ocasiones me encuentro trabajando y recibo una llamada de mi hermana

- Vamos a misa por mamá?

Y entonces te paras y piensas en lo ingratos que hemos sido con ellos incluso cuando se han ido.

Y la entrada de tu blog sería como un aviso. Estarán presentes en lo que hacemos? Será ese otro de los misterios de la vida?.

ONDA dijo...

Cristina:

Es cierto eso que dice que volvemos a revivir la tragedia en el aniversario de su muerte.

Y de su cumpleaños en vida lo vamos olvidamos,

Será el aniversario de su muerte el cumpleaños en su nueva vida?

Un fuerte abrazo y te deseo una feliz primavera sevillana.

ONDA dijo...

Elegante, lúcido y con mucho sentido del humor

Esas eran cualidades de mi padre que tú, Olga, has adivinado en su escritura; esa escritura ilegible para muchos pero que yo adivino sin ningún esfuerzo.

Todo lo que soy se lo debo a EL querida amiga. Y pocas veces hablo de todo lo que me enseñó.

No he conocido una persona en la que se haga viva la idea del esfuerzo de una manera tan clara como en la persona de mi querido Padre.

No se si algún día podré hacer su semblanza. No era nada vanidoso.

Esa escritura en la foto, la haría alegre de tener una esposa y un "guacho" (así se llamaban a los niños en su pueblo natal) después de tener tres hijas que por aquél entonces tenían ya ocho, seis y cuatro años de edad.

Un abrazo querida amiga

Morgenrot dijo...

Bella oda a tu madre. La idea de que el presente se inicia en el pasado es tan interesante como certera, aunque el pasado no se haga " acción" hasta un momento adecuado del presente.

Querido Onda, ya hace tiempo que no me pasaba por aquí, he leído varios post, todos hermosos, y te pido disculpas por mi posible pereza, más ocupación que pereza misma.

Un fuerte beso, con buenos recuerdos para hoy y el tiempo que te ha de venir, junto a la mujer que te " parió " y educó, y todos los tuyos.

ONDA dijo...

Te agradezco tu bello comentario Morgenrot y no tienes que disculparte por tu tardía visita y más entre amigos.

Recibe también desde aquí mis deseos de un feliz futuro.

Y otro beso que vuela hacia esa Sevilla que no he podido visitar este Sábado como habíamos previsto en un encuentro de viejos compañeros de colegio que no se ha podido hacer realidad.

Otra vez será.

Antònia dijo...

También yo estos días estoy sintiendo profundamente la ausencia-la presencia de mi madre. Para mí no han pasado tantos años, apenas uno y medio, pero para mi corazón cada segundo que deseo abrazarla ha sido un abismo insalvable, aunque me consuela pensar que es ella la que viene a abrazarme por las noches...
La vida se la llevó a ella y te condujo a tu abuelo, ¡así de incomprensible y hermosa es la Vida!
Siento tus sentimientos con un mismo dolor y una misma esperanza.
Besos!!

ONDA dijo...

Estimada Antonia.
Bellas palabras que expresan muy bien los sentimientos, la ausencia deberia dar paso a la presencia, prestando nosotros también atención para que se nos manifiesten....

Un fuerte abrazo

ONDA dijo...

Y efectivamente Cristina hizo un hermoso relato de aquel otro collage Atrapada por el Tiempo...

Mery dijo...

Ignacio: estas palabras tuyas me han conmovido profundamente, sobre todo porque imagino tu pesar en los momentos del recuerdo.
Estoy de acuerdo contigo, hay hechos en la vida que parecen enlazarse en una cadena misteriosa y uno ya no sabe a ciencia cierta cuál fué el eslabón primero.
En este caso, los brazos de una madre, o el abuelo no conocido, una dedicatoria, la última mirada azul...cómo adivinalo.

Esta entrada es profunda, como todo lo que encierra en sí la vida y la muerte.
Un fuerte abrazo

ONDA dijo...

Gracias Mary: este fin de semana he estado leyendo a Unamuno, al que mi padre citó en un escrito sobre la Muerte, llamándolo nuestro gran pensador atormentado.

Y es uno de sus grandes asuntos.

Un abrazo y gracias por tus palabras.