lunes, 8 de junio de 2009

DON NORBERTO MENDOZA MAESTRO PRECURSOR






"¡Bienaventurado, no me cansaré de repetirlo, quien ha conocido maestro! Porque ése sabrá pensar según cultura e inteligencia. Habrá gozado, entre otras cosas, del espectáculo, tan ejemplar y fecundador, que es el de la ciencia que se hace, en lugar de la ciencia hecha, que los libros nos suelen dar. Quien aprende ciencia en el libro, corre peligro de volverse escientista, es decir, dogmático de lo sabido; quien, al contrario, recibe lección de maestro sabrá más fácilmente conservarse humanista, porque no se olvidará de la relación entre el producto científico y el hombre que arbitra y crea: y así él tendrá el culto del espíritu creador; no la esterilizante superstición del resultado".

Eugenio d'Ors.1914. Flos sophorum (1)


Como hace siete años no tenía blog, hoy me gustaría compartir con vosotros este escrito que publiqué en la revista Soy Pilarista. Es un recuerdo a un querido profesor al que yo considero Maestro. Creo que los tales en mi vida casi se podrían contar con los dedos de una mano. Y por mi dedicación profesional incluyo a mi querido Padre entre ellos.
Este es el texto que hoy completo con la foto en él mencionada y con el Adagio:

"En la misa celebrada el seis de abril para conmemorar los 20 años de la promoción de 1982, recibíamos la triste noticia del fallecimiento de don Norberto Mendoza Goitia acaecido el día 4 de abril, según reza la esquela publicada en ABC el mismo dia 6.

La alegría de volver a ver a mis antiguos compañeros, venía matizada por este otro acontecimiento que me ha movido a recodar a nuestro profesor que nos dio clase en 3º de E.G.B.

Era el curso 1972-1973 cuando tuvimos la fortuna de que este marianista fuera nuestro tutor y único profesor. Y digo fortuna porque no se me puede olvidar la singularidad de su enseñanza y su valentía al impartirla, ya que no seguimos ningún programa oficial. Para don Norberto las asignaturas convencionales eran lo de menos. El tenía una muy particular manera de formarnos. Intentó, de una manera revolucionaria para los cánones todavía vigentes, que su magisterio durara para un mismo grupo dos años en lugar de uno. Naturalmente que no pudo ser y aparentemente aquello trastocaba un poco los planes de nuestros padres. Al año siguiente, ya con un profesor convencional, tuvimos que partir casi de cero en lo que a conocimientos teóricos se refería. Pero en esa época y con tan pocos años creo que eso no importaba demasiado. Nosotros éramos tan críos que no teníamos ni siquiera muy claro qué es lo que teníamos que aprender.

Creo sin embargo que las vivencias de aquél curso nos sirvieron para afrontar mejor nuestras vidas. Digamos que aquélla enseñanza nos marcó, en mi caso desde luego, para bien.

No recuerdo las clases de Ciencias Naturales; pero lo que no se me olvida es que en clase teníamos muchas jaulas con animales. Teníamos al menos un conejo, un gato y varios hamster y ratones a los que cuidábamos diariamente. Instalamos un complicado sistema de cuerdas de lado a lado de la clase a media altura de la pared. En un lado poníamos la comida y en el otro a uno de estos animalitos. Y pudimos ser testigos de cómo el bicho recorría ese camino para alimentarse. Lógicamente en ocasiones los animales se nos caían en encima del pupitre. Luego al salir de clase o en los recreos lo contábamos a los compañeros de otras clases que lógicamente o nos tomaban por locos o se reían de nosotros y del profesor. Pero ahora sólo con recodarlo creo que aprendimos más con el contacto con los animales, aunque fuera en aquellas extrañas y graciosas circunstancias, que en los libros de Ciencias Naturales (ahora creo que esta asignatura se llama Conocimiento del Medio o algo así). Por supuesto que en la foto de fin de curso los ratones aparecían en manos de sus más habituales cuidadores.

Don Norberto nos transmitió su pasión por la música clásica que oíamos después de comer con las ventanas cerradas a primera hora de la tarde. Nos sentábamos en nuestros pupitres con la cabeza apoyada en nuestros brazos en cruz y os puedo asegurar que ese ratito, os juro que eran sólo unos minutos, nos dejaba como nuevos. Ahora me es muy fácil trasladarme a aquellos momentos sobre todo escuchando su melodía favorita: el Adagio de Albinoni. Gracias a él todavía puedo tocar muy torpemente algunos acordes con esa inolvidable flauta que nos hizo comprar y que protegía en aquélla primorosa funda de fieltro rojo que me hizo “a medida” mi querida Madre (q.e.p.d).

Nos enseñó don Norberto un curioso método para mitigar el dolor de cabeza cubriendo nuestra cara con las palmas de la mano curvada hasta que no penetrara luz por los dedos para después cerrar los ojos. Os aseguro que funciona.

Daba por lo tanto mucha importancia a la relajación mental al contrario que la mayoría de los profesores que daban clase con un libro en la mano. No olvidaba educación física ni los deportes.

Pero sobre todo recuerdo su particular y emotiva manera de enseñar religión. No teníamos exámenes, porque creía que no eran necesarios para aprender. No nos hacía memorizar ni repetir el Catecismo, como loros. Pero un día en clase de religión nos hizo guardar un minuto de silencio después de que nos dijera:

- Ahora rezad por la que será vuestra esposa el día de mañana

Yo aquéllo, a pesar de que era un chaval de ocho o nueve años, me lo tomé muy
en serio y pedí a Dios con todo mi sentimiento que me ayudara a escoger una buena mujer para que viviera a mi lado. Y aquel rezo llegó a su destino.

Esa era la peculiar y auténtica manera que don Norberto tenía formar nuestra Fe.

Nuestro querido profesor después de comer nos hacía a dos o tres de nosotros recoger las servilletas usadas, que quedaban más limpias para después acumularlas y venderlas al peso. Fue la primera persona que nos enseñó la importancia del reciclaje hoy vital para la convivencia.

Son recuerdos casi anecdóticos, pero que reflejan el intento de este profesor por enseñarnos a vivir; porque la Vida es la asignatura más importante de cuantas podamos imaginar y cuyo aprobado nunca tendremos seguro.

Pasó aquel curso y don Norberto, como os podéis imaginar no continuó con nosotros el curso siguiente, como hubiera sido su deseo. Dio clase un año más y creo que al año siguiente lo trasladaron a otro centro con todo su pesar. Dicen que lo bueno no dura mucho. Quizá tenga que ser así.

Ahora cuando ya no está es cuando se me ha ocurrido darle las gracias por aquellos buenos ratos que nos hizo pasar. Por su originalidad, por su valentía y por el derroche de ilusión que puso en nosotros, aquél grupo de pequeños pilaristas, que nos poníamos la camiseta azul cuando hacíamos gimnasia y a los que nos era más fácil conciliar el sueño recordando el adagio.

Allá donde esté mi más devota oración para El, mi gratitud tardía y escondida, y mi deseo de volver a ver su cara sonriente.
-----------------------------------------------------------------------------------------
(1) Gracias a Eugenio D´Ors mi abuelo pudo editar su primer libro Primavera Portátil en París en 1934, pese a que fue escrito entre los años 1920-1923 y anunciado en la revista Papel de Aleluyas en 1927. A él debemos pues esa auténtica joya bibliográfica de 300 ejemplares, y con un coste de aquella época de 300 francos e ilustrado con 4 litografías del propio Xenius y coloreadas a mano.
Os dejo este enlace que creo ya puse en otro lugar.

11 comentarios:

Olga Bernad dijo...

Yo también conocí profesores así, personas para las que su vocación era algo más que unas horas cumplidas, que habían entregado toda su vida a una función... y que tenían sus propias teorías. Lo importante es la impronta que dejaron en nosotros, el recuerdo de algo que nos ha servido siempre.
También me eduqué de 1º a 8º de E.G.B. en un colegio Marianista. El paso al Instituto público para hacer BUP y COU me hizo constatar la excelente base académica y humana que había tenido la suerte de recibir.
Nunca he escrito sobre el tema, pero a menudo piendo en ello. Me ha encantado, por eso, leer tu entrada y reconocer la misma sensibilidad que muestras siempre para hablar de la gente que quieres, y esa capacidad para guardar emociones limpias y serenas. Es un mérito tuyo, pero también es una suerte tener buenos recuerdos de esos años. Creo que marcan para siempre nuestra vida.
Un beso.

Alfaraz dijo...

Ignacio, estoy encantado de ser el primero en decirte que me ha gustado esta evocación de tu maestro.
A todos nos traerá el recuerdo de nuestro poropio don Norberto, maestro al que recordamos de manera especial y que nos ayudó a ser lo que somos.

Y ya solo queda que nos digas cual eres de la foto.

.

ONDA dijo...

Venia dandole vueltas a ese asunto y pensé que lo mejor era reproducir lo ya escrito...

Gracias por tus palabras y por tu compañía en esta senda de los blogs

ONDA dijo...

Amigo Alfaraz:

Eres el primero, ya que los anteriores comentarios vinieron de bellas damas.

Cuando lei tu comentario desde el movil pensé que existía el vocablo poropio como algo relativo a equivalente; ahora caígo en que quisiste decir poropio.

Pero como suena bien podríamos tenerlo por valido; POROPIO: relativo a situación similar a otras....

Un fuerte abrazo

plcm dijo...

Amigo Onda, este panegírico al buen hacer de ese sabio profesor para niños despiertos. Es tan sabroso como digno de reflexión. "Donde andarán" los docentes con vocación.

Saludos. PedroC.

ONDA dijo...

Eso dicen que cada día el magisterio está peor.

Ya sabes la rebelión de las Masas que a principios de siglo pronosticó Ortega ...

Qué diría ahora.

Un fuerte abrazo.

´Teníamos animales en clase

Anónimo dijo...

Ignacio, me ha encantado y me ha emocionado..., recuerdo tantos y tan maravillosos recuerdos de aquél curso que el texto, la foto y el adagio me han conmovido. Siempre recodaré a D. Norberto con admiración, cariño y simpatía..., ya lo hacía cuando entonces todo y casi todos (principalmente de fuera) estaban en su contra; años después tuve la ocasión de verle en algunas ocasiones en el colegio, y siempre con una maravillosa sonrisa me daba un fortísimo abrazo como deseando poder de nuevo recordar aquellos maravillosos años. No le olvidaré jamás.
Así que muchas gracias por hacerme recordar preciosos recuerdos.
un abrazo,
I.B.C

ONDA dijo...

Gracias tocayo por tus palabras que corroboran las mías con ese recuerdo, de ese entrañable profesor.

Parece que fue ayer.

"Hoy hace un año...Hoy hace dos...Hoy hace años...Tal día como hoy...Y con estas frases nos hacemos la ilusión de perpetuar en el tetragrama de las estaciones la inacabable melodía de los tiempos."

Un fuerte abrazo y espero que celebremos más reuniones como la del año pasado y que nos reunió alguno de aquéllos niños, con la misma mirada de hace...

Novicia Dalila dijo...

Perdóname por llegar tan tarde Onda. No me había enterado de que habías publicado y casi casi ni llego...
Me ha encantado tu homenaje a Don Norberto. Yo también tengo recuerdos de mis "señoritas" de EGB. Tengo especialmente grabada a Doña Dolores, una mujer muy muy recta, muy seria, que imponía mucho, pero que al final resultó ser una bellísima persona y muy buena profesora.... La quise mucho y ella tb demostraba mucho cariño hacia nosotras. A su manera, pero lo demostraba...

Muchas gracias por compartir estos recuerdos con nosotros, querido Onda.

Un beso

ONDA dijo...

Nunca es tarde si la dicha es buena Dalila dice el refrán.

Todos tenemos algún maestro o maestras "señoritas" lo que sí es cierto es que antes se respetaba más en general a la figura del profesor aunque a algunos les hacíamos auténticas perrerías recuerdo a uno que le pintábamos la bata blanca.

Dejabamos un rotulador sin capuchón sobre el borde del pupitre y cuando pasaba el profesor le dejabamos sutilmente el garabato con el descojone general.

Ahí si que tengo una batalla de picias que hacíamos que me hacen partirme incluso ahora de risa

Otro beso para tí querida amiga que ya hace más de un año que nos vemos por estos lares...como pasa el tiempo.

Algun día ya no habrá blogs serán distintos no se pero es increíble en esa epoca de niños quien nos iba a decir lo que serían los ordenadores e interntet.

ONDA dijo...

Publicada ya la siguiente entrada os despejo la duda que algunos teníais sobre el careto que mostraba yo de pequeño.....
era el del jersey amarillo casi en el centro de la imagen. Quizá porque entonces ya tenía este pequeño encargo de deciros como era aquél profesor.