miércoles, 31 de diciembre de 2008

UN AÑO NUEVO EMPIEZA...RASGUEMOS ESTA PAGINA.



Mi brindis hoy para todos aquellos que al finalizar el año sentirán un nudo en la garganta porque viven una situación angustiosa, sea cual sea.
Ese momento que parece decisivo cuando suenan las campanadas y tomamos una a una las uvas, algunos con más concentración y disciplina que otros, es sin embargo, un minuto más de toda nuesta vida, pero que simboliza, que concentra todas nuestras esperanzas para el año que comienza.

Mi recuerdo emotivo y sincero para ese momento que algunos vivirán como doce golpes, rogando, pidiendo que su mala situación mejore o quizá desaparezca con el nuevo calendario que finaliza en 9.
Me gustaría que cuando comience el primer minuto del nuevo año sintieran un alivio en su corazón y tuvieran una sensación de que alguien estará con ellos para ayudarles a rasgar su mala página...
Adriano del Valle se despidió del año 1919 con este enigmático poema publicado en la revista Grecia: (1)

PAGINA ASTRONOMICA

A Rafael Lasso de la Vega, que sigue
pescando perlas líricas en la nebulosa de
Orión.


De mi (corazón
(almanaque

se han deshojado
las horas y los años.

Hubo divanes rojos
y hubo estrellas maduras
para mi paladar y mi molicie
de paquidermo rumiador de cantos

El Escorpión satánico
brindóme su cantárida.
Virgo la escanciadora,
me dió en su letanía,
siete gotas celestes de ambrosía.

Con los cuernos de Tauro
rompiendo los pentagramas
(¿dónde pondría
su música de números Pitágoras?)
y hubo una estrella inédita
que descubrió mi Kábala.

Todas las lunas blancas
hirieron a las vírgenes con puñales de plata.

Un año nuevo empieza...
Rasguemos esta página.

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(1) Año II, número 35, página 9. Reproducido en El Ultraísmo de Sevilla.- José María Barrera López. Tomo II. Ediciones Alfar. Sevilla.1987.
La Revista Grecia fue dirigida y cofundada junto con Adriando del Valle por Isaac del Vando Villar.
Curiosamente el 31 de diciembre de 1919 también cayó en miércoles....

viernes, 19 de diciembre de 2008

ABUELO ¿QUE ERA LA NAVIDAD?



Ante la puerta el niño agarrado de la mano de su madre, esperaba ansioso a que se abriera. Se oyeron unos pasos y cuando tuvo el camino despejado corrió hacia los brazos de su abuelo, pero frenó en seco cuando comprobó que se encontraba dormido. Con esa chaqueta tan suave medio desabrochada y sus inconfundibles manos sosteniendo las gafas.

Permaneció quieto sin quitarse la trenca, ni los guantes, ni el gorro, ni la bufanda de colores que primorosamente había tejido su abuela el invierno anterior.

Al cabo de unos segundos aquel hombre, se despertó, no por el ruido, sino por el olor del pequeño. Olor a lana pero también a la fragancia de la colonia que le era muy familiar.

Y en voz baja comenzó el diálogo entre los dos:

- ¿ Como estás hoy abuelo?
- Bien hijo bien. Qué.. ¿Ya te han dado las vacaciones?
- Sí y en estas dos semanas vendré a verte toooooodos los días.
- Oye abuelo ¿Qué era la Navidad?
- Eso mejor que te lo expliquen tus padres....
- No. Quiero que me contestes tú.
- Está bien. Pero mejor vamos a hacer una cosa. Acércame aquel libro no muy grande que sobresale un poco de la estantería.
- ¿Este abuelo?
- No justo el de al lado...!ése!- dijo- sin poder contener aquélla tos que cada día se le hacía más inevitable.

El anciano abrió torpemente aquel ejemplar que había comprado muchos años atrás.

- Toma lee esta página donde pone NAVIDAD-EPIFANIA

Y su nieto comenzó a leer aplicadamente, como si se tratara de un ejercicio de lectura colegial:


" Se ignoraban en los primeros siglos, e ignorándolos seguimos en estos momentos, así el año como el día del nacimiento del Redentor. Personas existen- nos cuenta Clemente Alejandrino en el siglo II- que no se contentan con saber el año en que nació el Salvador, sino que, arrastrados por curiosidad excesiva, hasta anhelan conocer el día.Unos señalaban el 28 de marzo, otros el 29 de mayo, los más el 25 de diciembre. Y ninguno se movía aquí por historia, sino por símbolos motivos: el equinoccio de primavera o el solsticio de invierno.

Por eso no existió unidad de fecha entre el Occidente y el Oriente. Al modo que en las riberas del Tíber y países imperiales se celebraba el rebrote del Sol el 25 de diciembre, en las regiones del Bósforo existía una fiesta similar el 6 de enero: la epifanía de Diónisos. Durante la noche anterior todos los collados se convertían en luminaria y las gentes danzaban y reían a su vera, mientras en ciertos lugares brotaban chorros de milagroso vino a impulsos del sol naciente. La Iglesia Oriental aprovechó este lindo marco e introdujo la Epifanía del Señor. Su sentido era idéntico al de la Navidad occidental, aunque aparecía henchida de contenido algún tanto diverso, como diversa era la mente de los pueblos en cuyo seno surgían. El Mediterráneo fue siempre realista, dado más bien al hecho histórico y humano: Oriente en cambio, se movió de continuo por abstractos móviles, por un sentido místico y metafísico de las cosas. No era el nacimiento material no que el alma les llegaba, sino la manifestación del Cristo....

- Abuelo...aquí hay unas letras que no entiendo...
- Están en griego, saltatelas..
- Vale.

.....la manifestación del Cristo, el Redentor que, cual príncipe cargado de victorias y trofeos, llegaba a su pueblo para rescatarle. Occidente se fijará, ante todo, en el humano momento - cuna y niño que tirita en pobre establo, algarabía de pastores etc.- el Oriente en el hecho sin historia - nupcias con la esposa, reyes que a ellas vienen, baño nupcial en aguas del Jordán.

Pero llega el compromiso, y entre el siglo IV-V, toma el Oriente nuestra Navidad y aceptamos nosotros su Epifanía, aquélla más íntima y familiar, más humana e histórica; ésta en cambio, traspasada de misterio y con ambientes profundamente teologales ". (1)

- ¿Te has enterado de algo?
- De algo sí... El Redentor es Cristo ¿no?
- Muy bien. ¿Y tú sabes quién era Cristo?
- Creo que Jesucristo. Nos hablaron de el un poco en clase, pero...
- Y hablaron bien o mal.
- Normal, el profesor como ni fu ni fa.
- Ya. Bueno pues la Navidad eran unos días en las que se celebraba el nacimiento del Jesús, y se ponían belenes en las casas o árboles adornados y la gente se hacía regalos, cuando podían, y las calles se iluminaban más de lo normal. Pero había gente que aunque quería no podía celebrar la Navidad. Otros en cambio que podían hacerlo y no lo hacían. Y la epifanía de la que habla el libro, se refiere a la fiesta de los Reyes Magos, que traían juguetes a los niños.
- ¿Y quienes eran?...de esos no nos han hablado en clase.
- Eso pregúntaselo a tu abuela, que te ha preparado un chocolate riquísimo...
- Abuelo...
- Dime hijo.
- ¿Me puedo quedar el libro? preguntó el niño tímidamente.
- Naturalmente que sí. Pero con una condición.
- Que me prometas que leerás a tu hermana en cuanto llegues a casa una poesía de ese libro que se llama Por Judá Quiebran Albores.
- !Gracias!

Y el niño se echó a los ya débiles brazos de su abuelo, que en ese instante mientras sonreía, sintió como sus ojos se humedecían.

Por la noche el niño leyó el poema y tras la última estrofa:

" Se abrió el corazón del mundo
sobre el pueblo de Israel...
el Verbo bajó a María...,
Volvió al cielo San Gabriel"

leyó el autor de aquéllos versos que parecían una canción...
El padre escuchaba con la puerta entreabierta y cuando su hijo le vio preguntó:
- Papá, Adriano del Valle era tu bisabuelo ¿no?. Y entonces cerró suavemente el libro y se fue con él a su habitación como si fuera su mejor juguete, para leer una vez más, antes de acostarse, el poema de su antepasado....


POR JUDA QUIEBRAN ALBORES

Por Judá quiebran albores

con frescor de amanecer

y a su luz ya se distingue

una rosa de un clavel.

Esto es río y esto es monte

todo es haz y nada envés;

esto es aire y esto es agua

para el ave y para el pez.

Dio su datil la palmera

madurado en rosicler;

pétalos de brisa el viento

tiene que saben a miel.

Treinta casas, treinta huertos,

treinta establos de una vez...

El país es Galilea

y el lugar es Nazaret. (2)

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(1) Manuel Sanmiguel del libro Natividad del Señor. Afrodisio Aguado. Cuarta semana de Adviento del año 1950.

Con poemas anónimos y de Fray Ambrosio de Montesinos, Juan de la Enzina, Gil Vicente, San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, José de Valdivieso, Lope de Vega, Jacinto Verdaguer, Eugenio D Ors, Gerardo Diego, Adriano del Valle y Luis Rosales.

Edición de 500 ejemplares. Ejemplar nominado de los doscientos no puestos a la venta.

(2) Primeros versos del poema Por Judá Quiebran Albores. Publicado en Lyra Sacra (1939, Arpa Fiel(1941), Por Judá Quiebran Albores (1945) y Obra Poetica(1977)


jueves, 11 de diciembre de 2008

AQUELLOS SAGRADOS NUEVE AÑOS.1973.



Viene a mis manos esta fotografía de un retrato que me hizo una pintora amiga de la familia. Revivo aquellas horas...yo posando, ella muy seria hasta que aparecía mi padre y dejando el carboncillo soltaba una carcajada sin remedio. Con esa paleta blanca Pelikán que oprimía mi dedo. Yo pensaba en mis madelman como remedio.
Nueve años. Mucho pelo. Esa edad en la que la única preocupación son los deberes. Ni siquiera el temido examen porque no tenía profesor, tenía un Maestro, porque enseñaba esa asignatura que no se aprende en los libros y que se llama Vida.
Era el Pilar mi colegio. Día a día pasaba bajo aquél pórtico inmortal con la inscripción de "La Verdad os hará libres". Allí crecí y en él pasé la mayor parte de mi infancia. Más horas incluso que en mi casa. Y por aquella elección de mis Padres hoy les doy las gracias.
Ahora que no están me miro en el dibujo. Y me miro en mis ojos, como en un espejo de cartulina pasado por el tamiz del tiempo. Y miro a mi pasado, mis nueve años, mis amigos, mis hermanas y mi colegio.... Y por sólo un instante vuelvo con Ellos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

EL MILAGRO DE LYRA SACRA



Elijo esta antesala temporal de la fiesta de la Inmaculada Concepción, para introduciros en la poesía religiosa de Adriano del Valle, a la que acudió fervorosamente, después de experimentar una llamada espiritual pero cercana a un sentimiento físico. Oigamos sus palabras para aproximarnos a aquél momento....

" Una tarde del año 1933, en la espléndida pinacoteca vaticana, contemplando una maravillosa anunciación de Fray Angélico sentí el impulso irresisible de besar aquél cuadro. Y cuando me vi aislado, por las siete soledades que Dios me deparó en aquél momento, así lo hice poniendo toda la sangre poética en mis labios. No lo olvidaré jamás....Aquél fue el arranque de mi mejor poesía religiosa...".


Inmaculada por Pura

mejor aún por Purísima;

azul y blanca, blanquísima,

por el Dogma de su albura.

De su virginal blancura

un azul celeste nace

que en resplandor se deshace,

transparentando en vislumbre,

y en delgadísima lumbre

que nace, muere y renace

(1)




Intento yo averiguar cuál pudiera ser aquél cuadro....Cuando estuve en Roma no había leído este texto. De lo contrario os juro que intentaría besarlo como lo hiciera mi abuelo años atras. Aunque nunca hubiera sido capaz de componer versos tan primorosos como los suyos.

Os dejo aquí una muestra de algunas de las obras de Fra Angelico ninguna de estas parece ser que fuera la que atrajo.

No sabemos si allí mismo o a la vuelta de su primer viaje a Roma, compuso los maravillosos romances a la Inmaculada Virgen María, que obtuvieron en noviembre de ese mismo año el Premio Sánchez Bedoya, repitiendo galardón en diciembre de 1937.

Estos romances fueron recogidos primorosamente en un precioso librito impreso en 1939, y cuya llegada a mis manos, les contaba yo a mis padres de esta manera, que con enorme pudor os revelo:


Queridos mamá y papá:

Ya hemos atravesado el umbral del sigo XX y nos hemos incorporado, sin darnos cuenta al siglo XXI y en un nuevo milenio. Creo que esto no es lo importante; lo importante es que además de avanzar los años avance también la humanidad y esto no lo tengo tan claro. He reflexionado mucho últimamente sobre el sentido de mi vida, comparándola con el sentido que tuvo la vuestra que fue mucho. A medida que pasa el tiempo desde que os fuisteis, pienso en lo llena que fue vuestra vida a pesar de los muchos esfuerzos y sufrimientos que padecisteis. Veo vuestras fotos, siempre con una sonrisa de felicidad, que es la auténtica sonrisa.

He comenzado a escribir esta carta, después de lo que me acaba de ocurrir, que aún no lo creo. He revisado unas cajas que hay en el altillo del cuarto de baño del despacho para intentar encontrar, sin éxito un diccionario que pienso tengo allí guardado, con un significado especial para mí, porque me acompañó en mi cuarto durante mi juventud, y sobre todo por que se trata del “Aristos” que era además el mote que te pusieron a ti Papá en el Colegio por todo lo que sabías. Pues bien, cuando he revisado una de aquéllas cajas, me ha ocurrido algo inverosímil y es que me he encontrado un libro del abuelo Adriano: Lyra Sacra. Digo increíble porque las cajas eran exclusivamente de libros que había en mi cuarto de la casa de Lista. Y juro que yo nunca había visto antes ese libro y menos en mi cuarto. Es un libro, como sabéis muy cotizado y muy raro, solamente se editaron 40 ejemplares. Creo por lo tanto que ha sido una de esas “casualidades” de la vida, que cada vez estoy más convencido de que tienen algo que se escapa a nuestra limitada comprensión.

Ya veis, este acontecimiento me ha impulsado enseguida a escribiros de nuevo ya que hacía mucho tiempo que no lo hacía, exactamente desde el último día del año pasado, según mi ordenador. Me gustaría pensar que habéis tenido algo que ver en el suceso y quiero agradecéroslo con este mensaje.


Os quiero.



Así de esta manera inesperada llegó este precioso ejemplar a mis manos que ahora releo pensando como pudo ser aquél sagrado beso de mi abuelo. Y busco las Palabras del Papa, que recuerda que todos somos hijos de María, y en consecuencia tenemos que tratarnos como hermanos.

(1).- A la pura y limpia Concepción de María.- Fragmento II.-