viernes, 11 de noviembre de 2011

POEMA SIDERAL EN EL ONCE DEL ONCE DEL DOSMIL ONCE





No se me ocurre nada mejor para conmemorar este día capicúa, que dicen se produce rara vez, que compartir con vosotros la introducción de este bello poema en prosa escrito por Adriano del Valle en 1919 para la revista Grecia, que el cofundó y con una dedicatoria muy especial que reproduzco no sólo por la destinataria sino por el sentimiento que contiene.

"DEDICO ESTE POEMA SIDERAL A NORAH BORGES ACEVEDO, QUE CABALGO JUNTO A MI CORAZON DURANTE TANTAS NOCHES INOLVIDABLES, Y LO DEDICO TAMBIEN A MIS AMIGOS ISAAC DEL VANDO VILLAR, MAGNIFICO COMO EL SOLIMAN OTOMANO, Y LUIS MOSQUERA, EL FASTUOSO, QUE LEE RELATOS DE CRIMENES SACRILEGOS EN EL ALTO CAMPANARIO DE UNA ESTRELLA".

Sólo leyendo pausadamente el largo poema escrito en prosa, podríamos apreciar su embergadura.

De momento no me es posible reproducirlo entero por su extensión, pero os invito a que lo localicéis y podáis saborear todo su esplendor.

Solo os diré que el escenario es maravilloso y después de una estelar introducción que coloca al lector en un idílico escenario, es escucha la voz del poeta centauro, (que es el propio Adriano del Valle ) atronando el inmerso carmen finisecular de las constelaciones; después clama el coro de los siete mares, al que sigue el coro de los poetas (que son sus amigos ). Hablan las estrellas Orión y Aldebebarán y grita un lucero, desde la atalaya lindera con el alba. Cantan las Tres Marías. Canta el coro de las estrellas antes de que intervenga El gigante Nur-Al-Din, el vendedor de ciudades maravillosas.

Reproduzco ahora para vosotros los primeros párrafos de la introducción que yo comparo a un preludio de una fantástica sinfonía de emociones.

" Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis , los doce fabulosos y luminosos signos del Zodíaco, van girando incesantemente siguiendo la inmensa órbita de luz que se abre paso a través de la gran muchedumbre de los astros. Colosales franjas luminosas por las que sin cesar giran también orbes enteros de asterismos, enormes zonas incandescentes que están rasgadas por vastas lagunas de soberbias diafanidades cristálicas, gigantescos turbiones de gases primitivos en constante fermentación, van dejando tras de sí Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis, la fabulosa y luminosa rueda del Zodíaco.

Los planetas, con sus cortejos de satélites, los cometas, las nebulosas, los planetoides, las estrellas de multiplicadas magnitudes, las constelaciones, pasan por entre las inmensas y enmarañadas cabelleras de luz de aquel multitudinario haz de órbitas soberbias y deslumbrantes.

Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y los asteroides, Ceres, Palas, Juno, Vesta, Freya, Polímnica, Lamia, Liberatriz, y cien asteroides y otros cien asteroides más, giran vertiginosamente a través de aquéllas órbitas que cruzan ante miriadas y miriadas de orbes, en la cronología de miriadas y miriadas de milenios.

Norah Borges, amazona sobre la desnuda grupa de la constelación del Centauro, entrega al fresco mistral, que pasa acariciando suavemente las estrellas, el rubio airón de su cabellera perfumada que es flameada por el viento como la gironada seda de un estandarte de guerra..."