viernes, 14 de marzo de 2014

SINCRONIAS


                                          SCHONSTATT.- Berg Sion



En ocasiones la coincidencia de dos sucesos, el encuentro de dos personas, sin una causalidad aparente provocan en nosotros una reacción que nos da un significado que de una manera aislada no lo tendría. El fenómeno de las sincronías fue estudiado por Carl Jung como algo relevante en la psicología. Creo que algo similar nos ha podido ocurrir a todos nosotros y en otras ocasiones, aunque no de una manera tan clara como ahora, os he hablado de ello.

Tenemos una sensación de que algo ha pasado no por casualidad ni por azar sino porque era preciso para llevarlos a otra situación o a un pensamiento.
Creo que esto es lo que me pasó a mi en relación con esta postal que recibí estando yo en Inglaterra no se si por primera o segunda vez en el mes de julio de 1977. Por la fecha del matasellos 26 de julio quiza ni siquiera estaba yo ya en el destino y me remitieron la postal a Madrid estando yo aquí. En tal caso la sincronía habría sido ya espectacular, porque lo normal es que no hubiera leído la postal y se hubiera extraviado como tantas y tantas cartas o envíos y con ellos tantas y tantas cosas sin decir y sin leer entre los destinatarios.


Pero el caso es que no hace mucho comenzamos a ir a misa en el centro que Shonstatt tiene en Pozuelo muy cerca de mi casa. Me llegó mucho esa primera homilia y al volver a casa e intentar encontrar sin muchas esperanzas esta postal la encontré sin el menor esfuerzo, pese a que pensaba que ya ni siquiera la podría tener. Se volvió a unir mi pasado con mi adolescencia y volví a leer las palabras del padre Jorge que me enviaba tras unos encuentros con aquél movimiento y que después no se el motivo no continuaron tras aquel, ahora tan lejano, verano de 1977.

Pero esa sincronía fue como un reencuentro con Schonstatt, donde mi alma se siente bien y reconfortada con las palabras que escucho de una manera directa, clara y sencilla sobre Jesús y en definitiva sobre como vivir atravesando el camino de la felicidad, del que en demasiadas ocasiones nos apartamos por iniciativa propia o por el dificil entorno que nos rodea.

Aun no me he reencontrado con el padre Jorge porque no recordaba su nombre hasta que he vuelto a encontrar la postal después de tenerla otra vez temporalmente perdida. Pero hace muy pocos días la he vuelto a encontrar. Como también recien cumplido los cincuenta me he acercado al padre Borja, más joven que yo.

Otra sincronia más podríamos decir, cuando al cabo de los años un padre joven guia espiritualmente a alguien mayor que de joven atendía a las reflexiones de alguien no mucho mayor que él.

Ahora mi deseo es volvernos a reunirnos los tres para cerrar el circulo que podríamos llamar espiritual, para que de su mano recorra el camino de la felicidad y rezo a Dios para que así sea.