Javier Fesser, antes de la noche de ayer, era un brillante director de cine español. Pero después del triunfo suyo y de su equipo, se puede decir que ya forma parte de su historia. Su película ha obtenido nada menos que seis "goyas" en las categorías más relevantes, entre ellas mejor director.
He de confesaros que no he visto la película, pero su éxito y el aprecio que tengo a su creador me mueve a renovar mi blog con su nombre. Os pido perdón por esta pequeña osadía; pero quizá pase más tiempo del que desearía antes de verla.
Parece que fue ayer cuando acudíamos juntos a clase durante dos cursos de BUP; siempre nos unirá algo más que habernos educado en el mismo Colegio del Pilar del que ya os he hablado en alguna otra ocasión cuando recordaba mis nueve años.
No os puedo dar mi opinión sobre su película, sino simplemente mi reflexión sobre la polémica que ha suscitado. La película, además de otras muchas cosas de las que se pueda hablar como obra de arte en sí misma, es una visión de su creador sobre la institución del
Opus Dei, que se ha manifestado en contra de la imagen que pretende transmitir. También los hermanos de la niña de cuya vida es referente la película se han mostrado dolidos por algunas de las escenas al incluir su autor la dedicatoria final. No se cuál sería nuestra reacción en casos similares.
Como sabréis el argumento de la película tiene su eje fundamental en los últimos meses de vida de la niña
Alexia González Barrios, cuyos padres pertenecían a aquella institución y cuyo sufrimiento dió lugar a su proceso de beatificación.
Fesser insiste en que su película no está basada únicamente en la vida de la niña. Al recibir el premio indicó que su idea nació al leer un libro de una teresiana, cuyo nombre no reveló pero podemos presumir que se refiere al de Maria Victoria Molins.Imagino que la sensación después de leer el libro será distinta a la que se tiene después de ver la película, más alla de los distintos medios de expresión que la provocan.
La valentía de Javier como guionista y director está fuera de toda duda; conociéndole como compañero y leyendo sus declaraciones, creo que su buena fe al hacerla, también. Pero el resultado es lo que puede ofrecer no una, sino muchas reflexiones.
Os digo esto, e insisto una vez más, sin haberla visto; pero sí después de haber leído opiniones a favor y en contra. Javier Fesser más allá de su talento, indiscutible, ha logrado revitalizar el debate sobre la manera de entender la Religión en general y sobre el Opus Dei en particular. Quizá le haya sido, como humano, imposible situarse en medio, como la Diosa de la Justicia, sujetando la balanza entre los agnósticos y los miembros y simpatizantes de lo que llaman La Obra. En cualquier caso la suya nos invita como digo a reflexionar sobre esto y sobre mucho más.
Por ejemplo sobre los límites que tiene el autor de una película o de un libro cuando su historia está basada en un hecho real, como la vida de aquella pobre niña que inició su viaje eterno cuando apenas comenzaba a descubrir el mundo y también el amor, que es según Fesser, otro de los grandes temas de los que trata su Camino. Cuando vemos la cara de la novel actriz Nerea Camacho no nos cabe duda de ello.
Pero quizá los familiares y amigos de aquella otra niña llamada Alexia, lejos de cualquier fanatismo, al que también apunta la película, puedan sentirse dolidos en lo más profundo de su corazón, al comprobar que se han podido introducir escenas que pareciendo reales, muy poco han tenido que ver con lo que realmente pasó. Y ni el arte como valor, ni las explicaciones del autor de la obra de lo que pretendió al hacerla, seguramente les sirva de consuelo.
El único camino posible hacia la libertad es la verdad, como os recuerdo que leía grabado en piedra, bajo las escaleras principales de ese noble edificio de la calle Castelló de este Madrid de nuevo frío y lluvioso. Y la verdad al menos en los grandes enigmas no podemos encontrarla aquí pero si tenerla como referencia en nuestras vidas. Parece que esa fue la intención del que pasara tantas veces como lo hicimos nosotros bajo ese lema.
Me pregunto si esa pobre niña que tanto padeció en esta vida, habrá por fin encontrado la auténtica Verdad y la Paz después de tanto sufrimiento; y de si sus padres por fin la habrán podido volver a abrazar. Creo que eso es lo que desearíamos todos incluso sin haber visto esta película.
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