jueves, 25 de junio de 2009

VICENTE FERRER.- VOCACION AMOR Y ....DOLOR

------------------------------------ Foto: Alfredo Merino. El Mundo.es
"Dios está allí, otros estamos aquí y los pobres están en medio" (1)


Quizá no hayamos reparado mucho en la noticia del fallecimiento de este gran hombre. Las noticias hablan de humanista, cooperante, altruista...se me antojan insuficientes para valorar todo lo que ha significado Vicente Ferrer que tuvo inicialmente una vocación religiosa.

Dice Marañón en su ensayo Vocación y Etica (2), que la vocación es la voz interior, que nos llama hacia la profesión y el ejercicio de una determinada actividad, es algo muy parecido al amor, una pasión de amor, como nos recuerda que dijera Pierre Termier. Y eso es así por la exclusividad del objeto amado y el desinterés absoluto en servirlo, lo que distinguiría el amor del "querer" que denota un grado de posesión y de pasión interesada. El amor quiere servir al objeto amado y no quererlo para sí, para poseerle. Y pone como el más alto ejemplo el amor a Dios al que se ama pero no se quiere.

Continuamos leyendo este pequeño gran ensayo pensado para explicar la vocación médica, pero que es mucho más; leemos que entre todas las vocaciones resalta la vocación religiosa y que cuando decimos que un hombre o mujer "tiene vocación" sin más, se entiende que aspira a tener una vida religiosa. Pone como ejemplos de imperioso llamamiento la vocación del artista, la del hombre de ciencia y la del maestro, pero se alejan de la vocación religiosa pura porque ésta no aspira a ningún premio humano no ya material sino a los de más elevada categoría o la la gloria en palabras del médico madrileño.

Sin embargo continúa explicando que la diferencia esencial entre estas vocaciones y la religiosa es otra: para descubrir, escribir o para enseñar hay que tener aptitud que es lo que además relaciona las altas y puras vocaciones con otras de menor categoría, las del oficio, que se basan en una aptitud manual. Pero en cambio en la vocación religiosa no se requiere aptitud especial, se necesita sólo amor pura exclusividad del objeto y puro sacrificio.

Si nos fijamos en la trayectoria de este gran hombre, del dios blanco, como ha sido llamado, imagino que Marañón no consideraría su caso como de vocación religiosa, sino como algo más. Soy incapaz de acertar. Teniendo en cuenta además que fue expulsado de la Compañía de Jesús y poco después con Anna en 1969 creó RDT (Rural Development Trust o Consorcio para el Desarrollo Rural), "el instrumento mágico con el que se puso en marcha la mayor transformación que se recuerda en un estado indio a manos de una organización no gubernamental… y en 1996 vio la luz la Fundación Vicente Ferrer (FVF)".

Las crónicas dicen que al entierro acudieron más de cien mil personas; su hijo Moncho pronunció estas bellas palabras "No sólo yo he perdido el padre, sino todos los que estáis aquí también. No sé si tengo que estar triste o feliz... Estoy triste por la pérdida de mi padre pero a la vez estoy feliz porque he visto lo que la gente le quería, después de 40 años de trabajo".

Es por esto por lo que su padre tiene y un lugar preferente en el altar de los hombre inmortales.

Su hija Yamuna, que no tuvo fuerzas para acudir al sepelio, según leo, se despidió con una carta pegada al cristal de la caja en la que reposó su padre hasta el entierro y que comenzaba así "A mi querido papá,Eres el más grande de los seres humanos que he conocido y el padre más maravilloso. Te quiero. Echo desesperadamente de menos tu presencia. Pero estás en mi corazón, en cada suspiro que tomo y en cada uno de los pensamientos que tengo.No sé cómo puedo empezar a describir el gran hombre que eres. Eres pura bondad. Simplicidad. Amor. Fuerza inagotable. Compasión. Acción. Amabilidad. Belleza. Alegría. La gracia de Dios. Y por último y no por ello menos importante, divertido. ¡Qué fantástico y único sentido del humor!..."

Es por eso por lo que José María Izquierdo dejó escrito aquello de que "el dolor diamantiza los recuerdos".

Parece que la foto que ilustra este sencillo homenaje a Vicente Ferrer nos invita a entrar a formar parte del umbral de la ayuda humanitaria de la que El, ha sido y es, el mejor ejemplo.

De momento podemos poner nuestro átomo de luz.

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(1) Dedicatoria de Vicente Ferrer improvisada en una firma de sus libros y traía en su discurso de investidura como doctor honoris causa por la Universidad Politecnica de Valencia el 6 de octubre de 2.006 y del que os dejo el enlace

(2) Vocación y Etica y Otros Ensayos. Colección Austral 661. Madrid 1946

Os dejo este interesante enlace como principal fuente de información.



lunes, 8 de junio de 2009

DON NORBERTO MENDOZA MAESTRO PRECURSOR






"¡Bienaventurado, no me cansaré de repetirlo, quien ha conocido maestro! Porque ése sabrá pensar según cultura e inteligencia. Habrá gozado, entre otras cosas, del espectáculo, tan ejemplar y fecundador, que es el de la ciencia que se hace, en lugar de la ciencia hecha, que los libros nos suelen dar. Quien aprende ciencia en el libro, corre peligro de volverse escientista, es decir, dogmático de lo sabido; quien, al contrario, recibe lección de maestro sabrá más fácilmente conservarse humanista, porque no se olvidará de la relación entre el producto científico y el hombre que arbitra y crea: y así él tendrá el culto del espíritu creador; no la esterilizante superstición del resultado".

Eugenio d'Ors.1914. Flos sophorum (1)


Como hace siete años no tenía blog, hoy me gustaría compartir con vosotros este escrito que publiqué en la revista Soy Pilarista. Es un recuerdo a un querido profesor al que yo considero Maestro. Creo que los tales en mi vida casi se podrían contar con los dedos de una mano. Y por mi dedicación profesional incluyo a mi querido Padre entre ellos.
Este es el texto que hoy completo con la foto en él mencionada y con el Adagio:

"En la misa celebrada el seis de abril para conmemorar los 20 años de la promoción de 1982, recibíamos la triste noticia del fallecimiento de don Norberto Mendoza Goitia acaecido el día 4 de abril, según reza la esquela publicada en ABC el mismo dia 6.

La alegría de volver a ver a mis antiguos compañeros, venía matizada por este otro acontecimiento que me ha movido a recodar a nuestro profesor que nos dio clase en 3º de E.G.B.

Era el curso 1972-1973 cuando tuvimos la fortuna de que este marianista fuera nuestro tutor y único profesor. Y digo fortuna porque no se me puede olvidar la singularidad de su enseñanza y su valentía al impartirla, ya que no seguimos ningún programa oficial. Para don Norberto las asignaturas convencionales eran lo de menos. El tenía una muy particular manera de formarnos. Intentó, de una manera revolucionaria para los cánones todavía vigentes, que su magisterio durara para un mismo grupo dos años en lugar de uno. Naturalmente que no pudo ser y aparentemente aquello trastocaba un poco los planes de nuestros padres. Al año siguiente, ya con un profesor convencional, tuvimos que partir casi de cero en lo que a conocimientos teóricos se refería. Pero en esa época y con tan pocos años creo que eso no importaba demasiado. Nosotros éramos tan críos que no teníamos ni siquiera muy claro qué es lo que teníamos que aprender.

Creo sin embargo que las vivencias de aquél curso nos sirvieron para afrontar mejor nuestras vidas. Digamos que aquélla enseñanza nos marcó, en mi caso desde luego, para bien.

No recuerdo las clases de Ciencias Naturales; pero lo que no se me olvida es que en clase teníamos muchas jaulas con animales. Teníamos al menos un conejo, un gato y varios hamster y ratones a los que cuidábamos diariamente. Instalamos un complicado sistema de cuerdas de lado a lado de la clase a media altura de la pared. En un lado poníamos la comida y en el otro a uno de estos animalitos. Y pudimos ser testigos de cómo el bicho recorría ese camino para alimentarse. Lógicamente en ocasiones los animales se nos caían en encima del pupitre. Luego al salir de clase o en los recreos lo contábamos a los compañeros de otras clases que lógicamente o nos tomaban por locos o se reían de nosotros y del profesor. Pero ahora sólo con recodarlo creo que aprendimos más con el contacto con los animales, aunque fuera en aquellas extrañas y graciosas circunstancias, que en los libros de Ciencias Naturales (ahora creo que esta asignatura se llama Conocimiento del Medio o algo así). Por supuesto que en la foto de fin de curso los ratones aparecían en manos de sus más habituales cuidadores.

Don Norberto nos transmitió su pasión por la música clásica que oíamos después de comer con las ventanas cerradas a primera hora de la tarde. Nos sentábamos en nuestros pupitres con la cabeza apoyada en nuestros brazos en cruz y os puedo asegurar que ese ratito, os juro que eran sólo unos minutos, nos dejaba como nuevos. Ahora me es muy fácil trasladarme a aquellos momentos sobre todo escuchando su melodía favorita: el Adagio de Albinoni. Gracias a él todavía puedo tocar muy torpemente algunos acordes con esa inolvidable flauta que nos hizo comprar y que protegía en aquélla primorosa funda de fieltro rojo que me hizo “a medida” mi querida Madre (q.e.p.d).

Nos enseñó don Norberto un curioso método para mitigar el dolor de cabeza cubriendo nuestra cara con las palmas de la mano curvada hasta que no penetrara luz por los dedos para después cerrar los ojos. Os aseguro que funciona.

Daba por lo tanto mucha importancia a la relajación mental al contrario que la mayoría de los profesores que daban clase con un libro en la mano. No olvidaba educación física ni los deportes.

Pero sobre todo recuerdo su particular y emotiva manera de enseñar religión. No teníamos exámenes, porque creía que no eran necesarios para aprender. No nos hacía memorizar ni repetir el Catecismo, como loros. Pero un día en clase de religión nos hizo guardar un minuto de silencio después de que nos dijera:

- Ahora rezad por la que será vuestra esposa el día de mañana

Yo aquéllo, a pesar de que era un chaval de ocho o nueve años, me lo tomé muy
en serio y pedí a Dios con todo mi sentimiento que me ayudara a escoger una buena mujer para que viviera a mi lado. Y aquel rezo llegó a su destino.

Esa era la peculiar y auténtica manera que don Norberto tenía formar nuestra Fe.

Nuestro querido profesor después de comer nos hacía a dos o tres de nosotros recoger las servilletas usadas, que quedaban más limpias para después acumularlas y venderlas al peso. Fue la primera persona que nos enseñó la importancia del reciclaje hoy vital para la convivencia.

Son recuerdos casi anecdóticos, pero que reflejan el intento de este profesor por enseñarnos a vivir; porque la Vida es la asignatura más importante de cuantas podamos imaginar y cuyo aprobado nunca tendremos seguro.

Pasó aquel curso y don Norberto, como os podéis imaginar no continuó con nosotros el curso siguiente, como hubiera sido su deseo. Dio clase un año más y creo que al año siguiente lo trasladaron a otro centro con todo su pesar. Dicen que lo bueno no dura mucho. Quizá tenga que ser así.

Ahora cuando ya no está es cuando se me ha ocurrido darle las gracias por aquellos buenos ratos que nos hizo pasar. Por su originalidad, por su valentía y por el derroche de ilusión que puso en nosotros, aquél grupo de pequeños pilaristas, que nos poníamos la camiseta azul cuando hacíamos gimnasia y a los que nos era más fácil conciliar el sueño recordando el adagio.

Allá donde esté mi más devota oración para El, mi gratitud tardía y escondida, y mi deseo de volver a ver su cara sonriente.
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(1) Gracias a Eugenio D´Ors mi abuelo pudo editar su primer libro Primavera Portátil en París en 1934, pese a que fue escrito entre los años 1920-1923 y anunciado en la revista Papel de Aleluyas en 1927. A él debemos pues esa auténtica joya bibliográfica de 300 ejemplares, y con un coste de aquella época de 300 francos e ilustrado con 4 litografías del propio Xenius y coloreadas a mano.
Os dejo este enlace que creo ya puse en otro lugar.